lunes, 13 de octubre de 2008

Parir en un baño y cinco horas en rehabilitación

EL PAÍS
F. J. B. - Madrid - 12/10/2008


La apertura, en los últimos 10 meses, de los nuevos hospitales, ha generado desajustes. Muchas quejas han llegado a la Asociación del Defensor del Paciente. "Cada día recibimos protestas de pacientes por el mal trato que provoca la falta de personal en los nuevos hospitales", asegura Carmen Flores, presidenta de la asociación. El hospital Infanta Leonor y el Puerta de Hierro son los que acumulan más reclamaciones, afirma. A continuación, algunas de las quejas que han llevado a los lectores a dirigirse a este periódico y otras que han relatado a EL PAÍS durante su visita a los centros.

- Un parto de 12 horas. La nuera de José Antonio Serrano, de Aranjuez, sufrió una odisea con el parto prematuro que sufrió el 6 de julio. Acudió a urgencias del hospital del Tajo porque sufría molestias y la ginecóloga le dijo que estaba a punto de dar a luz. "Le dijo que tenía que ir al 12 de Octubre porque aquí [en Aranjuez] no tenían medios. Nos dijo que la lleváramos de urgencias y cuanto antes", explica Serrano. Eran las siete de la tarde y el hospital, según su versión, no les puso ni una ambulancia para trasladarla. "Tuve que llamar a un familiar que la llevó en su coche. Cuando llegamos al 12 de Octubre, no nos atendieron porque había una bacteria en Maternidad", recuerda. Su siguiente destino fue el hospital de Getafe. "La ginecóloga nos dijo que cómo habíamos cometido la locura de llevarla en coche, que habíamos corrido el peligro de perder el niño", añade Serrano. El pequeño fue trasladado a la incubadora de neonatos del hospital de Móstoles, donde permaneció dos meses. "Mi fallo fue no denunciar en los tribunales", concluye. El hospital no ha dado su versión.

- "Esto es un caos". La esposa de Miguel Ángel Mora, de 28 años, sufre un hepatoblastoma, con más de 15 tumores de hígado e insuficiencia cardiaca debido a una quimioterapia muy agresiva. El jueves 2 de octubre ingresó en urgencias del nuevo hospital Puerta de Hierro y tardó más de seis horas hasta que le pusieron un tratamiento. A las diez de la noche ingresó de nuevo en urgencias, pero no la trasladaron a una habitación hasta las dos de la madrugada. "Sólo hay que darse una vuelta por el hospital, hablar con familiares y pacientes, hablar con enfermeras y empleados. Es un caos total y da miedo salir peor de lo que se entró. Voy a tener que llevar mantas a mi mujer para que no pase frío", relató Mora en una carta al director.

- Las ambulancias en el Puerta de Hierro. El marido de Teresa Silgado sufrió la apertura del nuevo hospital Puerta de Hierro. El paciente tuvo que esperar más de cinco horas en rehabilitación para que una ambulancia le llevara a su domicilio, en Las Rozas. "Había tres pacientes esperando en camillas, sin comer, ni beber y, en el caso de mi marido, sin ni siquiera poder orinar", relata la esposa, en una carta dirigida al director. "A las 17.15 llegó una ambulancia con únicamente un conductor. Cuando hice la veinteava llamada al Summa, me dijeron que iría a mi domicilio un acompañante para subirle. Tras 15 minutos dentro de la ambulancia, en la puerta de casa, llegó otra ambulancia y con el conductor de la misma, le metieron en casa a las 17.35. Sin comer, sin beber. No tengo palabras", concluye Silgado.

- "La peor pesadilla imaginable". Mónica Ruiz, de San Fernando de Henares de 35 años, acudió el 8 de abril a urgencias del hospital del Henares por problemas estomacales. Al poco, los médicos le informaron de que el feto estaba muerto y tenían que provocar el parto. Ahí comenzaron siete horas de dolores y angustia en los que la mujer se sintió "abandonada en una habitación de un hospital en el que nadie mostró interés por mi caso", según relató en una carta dirigida a este periódico. Todo acabó en un baño del hospital, en el que expulsó el feto en el retrete, acompañada de su marido y viviendo "la peor pesadilla imaginable". Una portavoz del centro afirmó que Mónica recibió en todo momento la atención precisa.

- Nolotil para una infección de la médula ósea. Desde Torrejón de la Calzada, Ana Isabel del Molino explica en una carta cómo un amigo suyo, Miguel, ingresó en el hospital de Parla con mucha fiebre. Le mandaron a casa tras prescribirle Nolotil cada seis horas. Como la fiebre iba en aumento, acudió a su médico de cabecera, que le detectó una infección de orina. Ingresó de nuevo en el hospital con una parálisis por debajo de la cintura hasta que ya no pudo "controlar sus necesidades". Al final un neurocirujano descubrió en el hospital de Getafe que tenía infección de la médula ósea y que estaba crítico. Tras estar una semana con antibióticos, pudo abandonar la UVI. "El hospital es moderno, pero el personal es inexperto y no queremos que se vuelva a producir este caso", concluye.

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